Vuelvo a escribir tras haberle prometido a una persona muy especial que intentaría seguir haciéndolo. Se trata de Eduardo Cáceres y a él le dedico este post, pues con el gran apoyo que me ha dado espero poder enviar un volumen importante de ayuda humanitaria a los refugiados en Grecia lo antes posible.
Escribo este post después de las numerosas peticiones de información sobre cómo ayudar a los refugiados. Esta información es válida para cualquier punto de España, por lo que agradecería su máxima difusión.
Pero, antes de seguir, quisiera compartir una reflexión. Si en el post anterior decía que la falta de información sobre lo que ocurre en Grecia y en los países de los que huyen los refugiados es intencionada, hoy no me muerdo la lengua: lo es. Se trata de mantener a la población europea "distanciada emocionalmente" del drama que sufren los refugiados. De esta manera, los políticos pueden imponer medidas antihumanitarias sin ninguna muestra de rechazo por parte de sus alienados ciudadanos, atemorizados por su propia crisis y por la amenaza terrorista.
Un ejemplo de campo de refugiados, uno entre tantos. |
Ojos que no ven, corazón que no siente. Parece que hemos aprendido muy poco tras la Segunda Guerra Mundial, en la que los campos de concentración eran en realidad campos de exterminio de los que apenas se habló hasta que acabó la guerra. Hoy podemos decir que ocurre algo similar con los campos de refugiados en Europa: desde Calais hasta Grecia podemos encontrar ejemplos de la falta de humanidad de nuestros gobiernos arrinconando a familias desesperadas al límite de su resistencia física y mental en condiciones infrahumanas.
Lo cierto es que una vez que sabes lo que sucede en los campos de refugiados (como me ha ocurrido a mí desde que fui), no puedes quedarte al margen.
Lo cierto es que una vez que sabes lo que sucede en los campos de refugiados (como me ha ocurrido a mí desde que fui), no puedes quedarte al margen.