viernes, 21 de octubre de 2011

EUROPA, ¿y si el problema no es sólo la banca?

En primer lugar, tengo que empezar por agradecer todas las visitas y comentarios que han hecho sobre el blog. Estoy muy emocionada y un poco asustada por los resultados, tanto que hasta me cuesta sentarme a escribir por miedo escénico. Intentaré hacerlo lo mejor posible para no defraudarles y entretenerlos con pequeñas dosis de "información recreativa". Lo cierto es que es difícil seleccionar un tema y tratarlo con un poco de rigor sin perder el humor, y más aún si el tema de moda es la crisis.

He pensado que, ya que parece ser que este blog puede ser leído por muchas personas, también debería ser más útil (espero que a los lectores y a toda la sociedad). Me refiero a que en vez de limitarme a reflexionar y divagar sobre el pesimismo de nuestro alrededor, que es una tentación fácil, puedo hacer un pequeño esfuerzo... y usarlo para reproducir nuevos escenarios que podemos desarrollar "a pesar" de la crisis. 

Positividad ante todo.

Y es que esta semana está siendo muy dura. Todos sabrán que nos han bajado la nota de nuevo, que por tanto se encarecerá nuestra deuda, que nos tocará pagar más intereses con dinero público y que el Estado reducirá la disponibilidad de fondos para mantener servicios e inversiones. Vamos, lo que ya adelantábamos la semana pasada sobre nuestro futuro inmediato.

Además, Europa sigue sin definir su política financiera "común", y dificilmente lo hará, pues ya no es que haya una Europa de dos velocidades, es que las decisiones se toman prácticamente entre dos países y el resto mira a ver qué pasa y si la Bruni da a luz o no, (fue una niña....). 

Éste, desde mi punto de vista, es el origen de tanto disparate. Una Europa dirigida por dos estados anteponiendo sus intereses nacionales y sin una visión global integradora. Vamos a repasar la historia de nuevo pero sin quedarnos sólo con el rollo de los bonos basura, porque aunque hicieron estallar la crisis, no estaban solos, Europa ya era un campo de minas.

2008... Había una vez un banquero que se obsesionó con el IPC. Los países más industrializados le decían que contuviera el índice de precios a toda costa porque sus productos se hacían cada vez más caros. Sonaba razonable y el hombre apretó un botón: subió el tipo de interés para controlar el gasto y pensó que se estabilizarían los precios. Pero los precios siguieron subiendo. Y volvió a apretar el botón unas cuantas veces más... como cuando nos desesperamos con el botón del microondas. Y la lió parda.

Lo cierto es que sí que había conseguido reducir el gasto, más bien acogotarlo, y a pesar de eso había seguido apretando el botón hasta junio, pero no conseguía bajar los precios. ¿Y por qué?
Porque el coste de todas las cosas tenía un denominador común descontrolado que seguía subiendo mes tras mes: la energía. Concretamente, la producida por derivados del petróleo. (Ver zona de apuntes)

Todo necesitaba petróleo y Europa no tenía ni una gota. Luego, si había que controlar los costes habría que bajar cualquiera menos éste, porque escapa a nuestro control. Llámese mano de obra, suministros, impuestos, etc... todo lo que sea un coste/gasto para las empresas había que bajarlo para poder seguir exportando y vendiendo. Ahora ya no importaba el IPC, había que hacer que la gente comprara y las empresas redujeran sus costes financieros... Y el banquero apretó el botón para bajar los intereses, pero la gente ya no compraba... entre otras cosas porque para ese entonces a los bancos les había estallado la burbuja en la cara y tampoco podían soltar perras. La tortilla se dio la vuelta en menos de tres meses. 

Y entonces, cuando por fin bajaron los tipos de interés, resulta que bajó el IPC y la gente seguía sin comprar aunque bajaran los precios. ¿El botón funcionó al revés? No. Lo que ocurrió fue que bajó el precio del petróleo.

Si algo tan sensible como es el IPC y las medidas económicas de control que conlleva están determinadas por factores exógenos volátiles como el petróleo, ¿cómo podemos tomar medidas económicas eficaces al margen de esta variable?. En mi opinión, la repercusión del combustible debe tenerse en cuenta de forma aislada y hay que buscar una manera de que, aunque se tenga en cuenta su impacto en los precios, no implique medidas macroeconómicas que distorsionen el funcionamiento de la economía europea.

Eso, y que Europa por "estrategia de supervivencia" tiene que reducir su dependencia del petróleo, y de aquí nace el "escenario" a desarrollar... 

Escenario: 
Una Europa volcada en las energías renovables, limpias, libres, propias. 
Una Europa más independiente a la que no le afecten los conflictos de los países productores de petróleo y que por tanto reduzca las intervenciones militares interesadas en los países productores de la mano de otros grandes consumidores de petróleo. Que intervenga por razones humanitarias, pero no económicas.

Los próximos años son claves para dar un salto en una sola década y cambiar el futuro. Alemania ha emprendido ya este camino distanciándose de las nucleares. Dinamarca apenas consume petróleo y además exporta los excedentes de energía eólica. En España ya hay un proyecto hecho realidad de abastecimiento solar para una población de 25.000 hogares. El coste por hogar de la inversión total no llega a los 7.000 euros, y no pagarían energía de por vida. Además, si tuvieran coches eléctricos, nunca pagarían gasolina. Las empresas eliminarían un capítulo entero de gastos.... y todo esto sin contaminar nada. Además, funciona día y noche (sí, he dicho noche). Suena bien ¿verdad?... 
La información, como siempre, en la zona de apuntes...





Pues si es posible, empecemos por este tipo de cosas, no pensemos a corto plazo, cambiemos el modelo económico reduciendo "dependencias externas varias" y conseguiremos "libertad" y "estabilidad" en muchos otros sentidos.


Lo que está ocurriendo ahora, es que a todos nos cuesta adaptarnos a los cambios, nos producen ansiedad e incertidumbre. Una vez asumidos, los integramos en nuestra forma de vida y dejan de ser cambios. Con la crisis pasará igual. No es una situación pasajera, es el ajuste de un disparatado modo de vida que colapsó por una sobrecarga del sistema y por una endeble estructura. Dedicar todos los esfuerzos a sostener esa agrietada estructura retrasará el momento del derrumbe, pero no creo que lo evite. El problema no es sólo la banca.


Sé que ya estamos cansados de oir hablar de la crisis, y que algunos tienen miedo ante las perspectivas, pero el miedo nos paraliza, y eso es lo que nos acabará hundiendo de verdad.
Se puede ser optimista, pero antes hay que saber en qué tipo de cosas todavía podemos creer para mantener la esperanza.

Buen fin de semana.

4 comentarios:

  1. Cristina muy bueno su análisis. Como siempre comprometida con la calidad...Muchas Gracias

    Héctor Montilla

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  2. Me ha encantado como si se tratara de un cuento como has explicado el tema CRISIS desde el principio.He aprendido algo con cada comentario que has plasmado en tu blog.Dedicacion absoluta como todo lo que haces.Un beso Marival

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  3. Cris, yo he conseguido bajar el consumo de gasolina de mi coche hasta límites insospechados para un vehículo de este tamaño y características sólo con aplicar a rajatabla los principios elementales de una conducción eficiente y predictiva (no acelerar, no frenar, velocidades en torno a los 90-110 en autopista, aprovechamiento de inercias,etc.) Creo que nos sobra un 20% de todo..., un 20% de la energía eléctrica que consumimos, un 20% de gasolina, un 20% de los alimentos, de los embalajes...

    En mi casa de vacaciones caliento la casa y el agua caliente sanitaria sólo con la leña y madera que recojo de lo que los demás tiran, o con las dos placas solares que he instalado. el problema es que todo esto cuesta esfuerzo, un esfuerzo que no todos, no siempre, estamos dispuestos a hacer.

    Ánimo con el blog. Te seguiré leyendo.

    AB

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  4. Excelente!!!! Sigue escribiendo por favor.

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